martes, 2 de agosto de 2011

No puedo dormir. El ruido de la tormenta que se acerca me inquieta. La persiana da golpes, la ventana chirría, la cortina vuela como en una película de terror. El viento susurra, pero no entiendo lo que me quiere decir. Empieza a oler a tierra mojada. Sentada al borde de la cama, levanto la mirada, y me veo reflejada en el espejo, sólo iluminada por la luz pura y espectral de la pantalla de mi portátil. Apenas me reconozco. Me tumbo, esperando la tormenta que nunca termina de llegar, y me dejo acariciar por la corriente. Mientras, te escribo todo aquello que nunca te dejaré leer.

2 comentarios:

El de la casita... dijo...

Luz... habré leído unas 17 veces esta entrada y se que la leeré más veces. Puedo imaginar claramente lo que dices. Puedo analizar cada escena, hasta puedo tambien oler esa tierra mojada e incluso la yerba que no nombras; pero he de robarte todo lo que no dejas leer a alguien; tiene que ser el "3D" de la prosa.
¿Dejarás una puerta abierta?

Luz Negra dijo...

Pues yo tengo la mala costumbre de dejarme todas las puertas abiertas...
Pero aquello que escribo sólo para mí, permanecerá siempre encerrado a cal y canto.