sábado, 24 de octubre de 2009

Una vez me dijiste que era injusto que yo duermiese sola. La vida no sólo es injusta a veces, sino que suele serlo casi siempre: perdemos lo que más queremos, a pesar de haber puesto todas nuestras fuerzas en conservarlo; cuando por fin conseguimos lo que tanto anhelábamos, ya no somos capaces de alegrarnos por ello, ni de apreciarlo, y terminamos rechazándolo; siempre queremos lo que no tenemos, y, cuanto más difícil es de conseguir, más lo deseamos… Pero la vida no nos debe nada, no tenemos derecho a nada –y quien diga lo contrario, miente o está muy engañado–, por eso no es ni justa ni injusta, sólo es.

4 comentarios:

Favio dijo...

me he quedado prendado, no sólo con este post, sino con tu blog



me gustó bastante todo, de verdad
:)

Anónimo dijo...

Buenísimo. Me identifico tanto...

Luz Negra dijo...

Muchas gracias a ambos. Me alegra que os guste.
Un saludo.

A través del espejo dijo...

Somos de una generación que creció escuchando estas reflexiones en letras de "canción ligera española" (así lo llamarían en "Gente Joven", no? ;) en boca de gente como Dyango y Camilo Sesto...
¿Cómo no avergonzarse y ocultar sentimientos así? (Hablo por mí) Cuando resulta que son universales, expresados con mucha menos caspa (o laca) desde los tiempos de Cervantes y Shakespeare?

Merecer, conquistar, seducir, perder, ganar... Necesitan de dos, por lo menos.
Que lo veas, ya te hace vencer.

Saludos sin caspa.